domingo, 19 de mayo de 2013


DES-CONS-TRUCCIÓN

 

 

   En un pueblo cercano a Babilonia, cuando supieron que los habitantes de Shinar habían iniciado la construcción de la Torre de Babel, decidieron que no podían ser menos que sus vecinos. Entonces, empezaron a realizar un proyecto ambicioso que debía superar ampliamente a la obra faraónica de los descendientes de Noé.

     En el centro mismo de la ciudad, en la plaza que servía de unión a los pueblerinos, comenzaron los trabajos de excavado.

     La intención era clara: llegar al centro de la tierra y convertirlo en el refugio imponente de las obras consagradas a Dios.

     La obra, más que disparatada, era imposible, porque las herramientas con que contaban eran ínfimas e ineficaces para tamaña tarea. Uno a uno, los habitantes fueron sucumbiendo en su delirio de grandeza. Sin embargo, no cejaron en su empeño y en su constancia. Las generaciones futuras, continuaron lo iniciado por sus antepasados.

 

     Y así como la Torre de Babel continúa siendo erigida sin pausa por la humanidad, la tierra sigue siendo horadada  por otros pueblos, que, a imitación de sus vecinos, no comprenden la ironía de la des-cons-trucción.
 
 
Un cuento de Diana Rosés








                                  Dibujo de Ileana Andrea Gómez Gavinoser basado en el cuento de Diana Rosés
                                                            (Copyright, 2013)
 


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